El fenómeno de la
compra en Venezuela posee un carácter matrisocial[1]
de drama cultural, cuestión que no se ha abordado aun entre los investigadores
de las compañías privadas en investigación de mercados para dar una explicación satisfactoria sobre la
gerencia del hogar en términos de las peculiaridades venezolanas. Igualmente, la ausencia de la base teórica genero de forma continua una serie de descripciones sobre lo fenomenológico en ausencia del análisis cultural adecuado para dar una perspectiva científica sobre el fenómeno del consumo en Venezuela tomando en consideración lo cultural por medio de la antropología.
Complejo Matrisocial - Operación cultural en el proceso de compra-evasión.
En Venezuela,
particularmente en esta situación de contracción económica el fenómeno del consumo puede ser observado y descrito desde un punto de vista de la antropología en conjunción con el desarrollo teórico del mito de la matrisocialidad desarrollado por el profesor S. Hurtado (UCV): http://pensamientosantropologicos.blogspot.com/, en su entendimiento socio-antropológico de la sociedad venezolana. Es innovación pura realizar la derivación de la interpretación de la teoría sobre matrisocialidad en términos del consumo en Venezuela, sin embargo, la misma otorga la posibilidad de entender con profundad los mecanismos que penetran sobre el entendimiento de la inacción social y de las realidades en nuestra particularidad.
Desde
un punto de vista cultural, la madre como responsable de la compra posee un
efecto devastador en lo relacionado a la percepción social-política del
entorno. Aquello que culturalmente nos autodefine como cultura de la
matrisocialidad coloca a la madre en el control de la realidad de la compra de
productos y por ende del control de la percepción de lo que sucede dentro del
hogar. La ausencia de los hijos, esposos en mayor número dentro de la cola o en
menor medida genera un mecanismo que alimenta el sistema cultural.
Lo matrisocial en términos
de percepción de la realidad genera que la madre comunique internamente en el
hogar aquellos productos que "existen o no", es decir que la
indulgencia a través de la compra de los miembros de la familia se desarrolle
para otorgar las condiciones de la realidad de "crisis" o para
ocultarla y alejar a la familia vía sobreprotección sobre la gravedad del
desabastecimiento. Nos referimos en términos generales a la familia venezolana
con la categoría de pobreza según estudios recientes sobre pobreza "de
ingreso", es decir, cuando la familia es incapaz de obtener si quiera los
alimentos debidos a que los mismos se encuentran por debajo de indicadores:
canasta básica familiar, canasta alimentaria.
Retomando en análisis cultural, tomamos de los
estudios culturales en Venezuela el siguiente fragmento señalado en (Hurtado,
2010) sobre el complejo matrisocial:
“La
cultura de la pobreza en Venezuela, pasa por este desdén y abandono matrisocial
de la realidad, cuyo principio explicativo se organiza en el concepto del
complejo matrisocial. Este complejo no deja ver bien la realidad, por lo que
decirla o nombrarla no quiere indicar que se va a hacerla o transformarla. Si
el mito de sobreprotección materna apunta a que se transforme, no trasciende
los límites de una operación mágica”.
Fotografía 1.
Mujer humilde de una barriada cercana me comenta:
"no hay dinero", "no alcanza, solo tenemos para la comida".
"no hay dinero", "no alcanza, solo tenemos para la comida".
Lo
cultural necesita de símbolos de comunicación, las redes sociales o más bien de
tipo cultural se entretejen gracias a la utilización de dispositivos móviles.
Tanto para la compra por parte de la madre como para la economía informal
algunos de los métodos más frecuentes permiten conocer:
1.-
Llegada del producto al punto de venta (identificación del transporte que
entrega los productos)
2.
Cantidad de productos a vender (calcula a través de la observación si el tiempo
invertido en la fila es viable para la compra)
3.
Situación de la fila (animosidad general, si hay calma o es violenta el ánimo
en la fila)
4.
Situación interna del lugar de compra (familiares o amigos dentro del
supermercado, quienes pueden aguantar los productos cuando los mismos son
colocados en los anaqueles o en paletas del piso)
5.
Tiempo de compra (se corresponde a una tercera fila, la cual es solo el proceso
de cancelación del producto)
El proceso de compra tiene un componente de una especie de seguimiento del
proceso de distribución de los alimentos, o bienes de consumo básico
(regulados). Para aquellos a quienes se les identifica como
"bachaqueros", la comunicación efectiva a través de los dispositivos
móviles es esencial, al igual que el poder de la movilización rápida en puntos
de cualesquiera se ubiquen los productos. Conocen desde los puntos de
distribución en donde se realizan los repartos-descarga, el tipo de transporte
utilizado, los puntos en donde se distribuyen, los días y las frecuencias de
cada distribución en detalle, usualmente se trasladan a zonas de clases medias
de la ciudad en donde el alcance del transporte público les facilita el acceso,
inclusive pueden trasladarse en grupos de más de 5 personas.
La
cola, es un elemento de intercambio de información directo-indirecto. Madres,
esposas con niños escuchan los métodos para la realización de la misma, y estos
son exacerbados en lo cultural, es decir se hace lo necesario inclusive
aplicando la violencia, la coacción o el sacrificio ultima (invertir tiempo en
la cola) para proteger a los hijos. El sacrificio incluye la posibilidad de la realización
de cambios importantes por parte de los padres en términos de la ingesta:
padres que dejan de comer para que sus hijos puedan hacerlo. Este tipo de
"sobreprotección" tipo indulgencia arrastra como consecuencia:
“(…) tiene que ver con este complejo
matrisocial que no nos deja ver bien las relaciones entre el decir y el hacer,
entre la idea y la realidad, de suerte que no permite organizar la realidad de
forma tal que, mediante el trabajo, el colectivo alcance una capacidad económica
consistente” (Hurtado, 2010).
El proceso de la compra
Este proceso “nuevo”
en la que las familias se organizan para la realización de la compra posee una
fuerte vinculación con las relaciones inter-familiares especialmente para
explicar las compras relacionadas con productos básicos o regulados. La fila,
es el indicador de lo que ocurre en un momento de la compra, madres que
colaboran con estrategias de comunicación para la ubicación de los productos y
los puntos de venta específicos son solo una de las formas comúnmente usadas
para obtener la compra de los mismos, todo ello enmarcado en las prácticas de
reciprocidad o también conocido como de “mutua ayuda, de apoyo entre padres e
hijos”.[2]
Dentro de las compras
observadas hay dos macro categorías
La compra para el hogar, se encuentra dentro de la fila.
Personas que pretenden comprar productos en lugares cerca de su hogar como
parte del factor de conveniencia de cercanía se dan cuenta que este proceso es
casi inexistente. Observaciones de campo me permiten entender que para los
rubros alimenticios el ritual de la compra comienza en los supermercados, sea o
no de los canales del Estado quienes generan de forma emocional una
codependencia con los individuos en tanto ellos proveen los recursos básicos de
la dieta familiar.
Así también, se
entiende una correlación directa entre la escases y la incapacidad del Estado
por solucionar el problema de la recuperación de la forma pasada de obtención de
la compra; la población piensa que la crisis se relaciona con la caída de la cotización
del petróleo y la ineficiencia del gobierno pero no comprende aunque esta forma
de compra será de forma permanente debido a las condiciones de ausencia de producción
de los rubros prioritarios del país. En términos generales a la población no le
interesa entender lo que ocurre, sino vivirlo y sufrir al país para que los
sufran los otros (resentimiento, como sentimiento primario de las clases
sociales).
Dentro de la compra
para el hogar ya no podemos decir que la madre es la única responsable del
proceso, sin embargo su relevancia dentro de la compra sigue siendo
significativa. La madre participa con los familiares y amigos más allá de lo consanguíneo
incluyendo a las relaciones que se realizan dentro del proceso de la compra
durante la fila, relaciones que pueden ser temporalmente de corta conveniencia
o que funcionen como un elemento de colaboración durante otras ocasiones de
compra.
Más allá de la compra, la recolección almacenamiento
e intercambio.
La madre, como responsable de la compra mientras los
hijos trabajan en el caso de este tipo de familias no solo debe soportar el
proceso de largas filas a la intemperie, la madre es la recolectora por excelencia
de los productos, los acumula, canjea, regala dependiendo de quienes son los usuarios finales; la compra en términos reales no se realiza ya para si mismo o la familia en terminos cerrados, se hace en términos extendidos: comprar para quien pienso que necesita o puede darme algo en intercambio. Ella compra lo que es necesario y
lo que no en términos de que el valor de los productos puede ser intercambiados
(valor de intercambio) dentro de sus mismos hijos, familiares o conocidos por
otros productos que sean necesarios para ella en su objetivación cultural ya no
de consentir a la familia, como históricamente se dio en Venezuela sino de
proveer los elementos básicos necesarios para la alimentación en una situación coyuntural que se percibe como: "no estamos viviendo, estamos sobreviviendo".
La madre, recolecta todos
los productos posibles y traslada la figura del supermercado hacia dentro del hogar,
compra, almacena, tiene un inventario de cada rubro por separado. Ella, distribuye a los hijos, familiares, y amigos o por colaboración
a quienes menos pueden salir, a quienes poseen menor capacidad de compra o a
los más débiles como ancianos o enfermos también que puede llegar a re-vender ante el escenario en donde los precios aumentan solo por salir del sitio de compra. Por conveniencia, los sistemas de colaboración entonces se dan intercambio simples, y complejos, o en un sentido estricto de carácter comercial (bachaqueo), se compra para el consumo, para el intercambio o para la indulgencia de la familia con personas tanto del mismo núcleo como de familias extendidas o externas.
Cambios en el patrón de consumo de alimentos
Esta nueva razón cambia
la configuración dentro de la alimentación de los miembros dentro del hogar. La
madre como administradora se hace más estricta en el manejo del consumo,
determina las porciones y aumenta o disminuye las cantidades según los recursos
disponibles (alimentos). En el caso del consumo de las proteínas, las mimas se
ausentan de la mesa en gran medida las carnes y el pollo ya que “no se
consiguen” y ante la escasez la familia o la madre compradora la sustituye por
huevos o granos, los cuales estos últimos también en esta ocasión se encuentran
ausentes en los anaqueles (la conducta de sustitución en la compra por parte de
la cultura en Venezuela no solo se suscita en los rubros alimenticios, también se
promulga en otras categorías) para que de esta manera el proceso de recolección
cumpla su ciclo de forma incompleta (recolección según disponibilidad).
En la entrega anterior
explicaba que el problema de la ausencia de los alimentos es una situación que
vincula a los individuos con el Estado, especialmente en los niveles de menores
ingresos, para las clases medias la ausencia de los alimentos también posee una
correlación pero de orden más compleja ya que no solo involucra al Estado sino
el rechazo a la figura principal del Estado-Gobierno, en términos de
ineficiencia y de “mal vivir”, lo cual es una imposibilidad para los jóvenes de
prosperidad dentro de su país y en consecuencia una vergüenza de orden étnico que
los aleja de vivir la responsabilidad de pensar en un futuro de mejoría (motivo
de querer irse) o la expresión “que puedes esperar, estamos en Venezuela” como
una forma de auto resignación cultural en la que no se encuentra salida nunca a
los problemas que de forma permanente aquejan al país.
La compra de productos y su reventa
En este caso especifico la compra
de productos es una actividad que sustituye mucha de la actividad de la buhonería
en términos de la rentabilidad, lógicamente se hace mas rentable comprar
productos escasos y revenderlos en una especie de mercado subterráneo-legalizado
con el apoyo de las fuerzas de orden y seguridad del Estado. Estos vendedores
ya no solo se encuentran en la calle en donde la policía les permite la reventa
de sus artículos gracias al previo cancelamiento de una “tarifa” de orden
ilegal que retro-alimenta el sistema de corrupción en los niveles inferiores.
La venta de productos
regulados de forma ilegal es un problema de orden económico, en el que cambiar
de brazos o el poder de quien hace la fila es el poder de quien coloca el
precio final al producto (gerente de estrategia de precios de la economía informal).
La “ventaja” como elemento cultural del Venezolano nos hace ser más astutos
porque hemos ideado un sistema que rompa las condiciones del juego en sus términos
ideológicos, la solidaridad del Venezolano, el amiguismo en la fila o fuera de
ella tiene un sentido económico en donde los favores tienen precio, la
solidaridad se cobra a pesar de que socialmente el sistema perjudica la
existencia al punto de afectar la mesa, la comida y las condiciones de
existencia del país.
La reventa a través de
los bachaqueros, persigue la eliminación de puntos de venta como los abastos o
bodegas quienes compiten en precios pero no en conveniencia debido a que el revendedor
como popularmente se la denomina “bachaquero” tiene la movilidad de inclusive
vender los productos den oficinas a todo público, especialmente a un sector de
la población que se niega a la realización de la cola como una respuesta a
conservar su estatus o en muchos casos a una negación de la realidad del
sistema en cuestión, sistema que no da respuesta ultima al problema económico que
resuelva de forma definitiva el problema de los productos regulados (sinceración
de los precios, producción para cubrir el consumo interno).
El problema se hace aún
más complejo cuando el sistema venezolano no se diseña así mismo para la resolución
del problema y así es el continuum histórico en los 200 años de historia
posteriores a la independencia, el sistema venezolano por su cultura se diseña para
la generación de problemas nuevos por sobre los anteriores, rasgo cultural que
he tomado prestado desde la antropología política que recibe el nombre de “inercia”,
el cual básicamente es dejar que los problemas se continúen sucediendo a pesar
de la situación para que ellos mismos se resuelvan de forma mágica-pensamiento
del venezolano. “La resolución del problema de la escases se hará gracias a
Dios, el rezo y la plegaria” la búsqueda de las formas que nos acerquen a lo
divino en vez de dirigirnos a lo social político como una forma de exigencia a
los líderes sobre las respuestas.
La impresión final del problema económico
se suscita en lo cultural. El venezolano de los niveles socioeconómicos más
bajos piensa que “este problema nunca visto en mi vida” posee un orden
superior, bíblico-mágico que los acerca a los dioses; alejamiento del individuo
frente al Estado y lo hace alejarse de la acción frente a él, lo convierte en
peonia muy debajo del ser social, aplicamos la lógica de lo afectivo también a
resolver el problema de la ausencia de los alimentos y la garantía de los
derechos como ciudadanos. El Estado desvirtúa la presencia de productos
inexistentes en el colectivo urbano a través de la propaganda, "familiariza”
las marcas para colocarle el ingrediente necesario, y no es otro que hacer partícipe
a la madre dentro del proceso de la
compra (conveniente) y resolver la ausencia de productos con la "lógica"
familiar, la de las relaciones fraternales por encima de la razón.
Fotografía 2.
Pareidolia social: fenómeno que consiste en la percepción-reconocimiento de símbolos inexistentes, junto con la apofenia se consideran sesgos cognitivos sobre la realidad. La apreciación simbólica de elementos inexistentes se trata de un engaño, lo contradictorio es que causa fascinación aunque se sepa en la realidad que no es así.
Resolvemos el problema con amiguismo o con conflicto
social entre grupos dentro de la fila de productos regulados como una forma de
expresar lo que culturalmente tenemos, la ciudad se ha convertido en una larga
fila de productos regulados en las que invertimos la vida y el bienestar en
preocupaciones, chistes, llantos, conflictos, desesperanza pero también colaboraciones,
ayudas y esperanza.
El porvenir del país se
debate entre la magia como una forma de representación política en la que se
espera el devenir de un líder que “venga a guiarnos” nuevamente. Situándome en
esas esperanzas de la mayoría frente a la “fila” de productos regulados se
espera un nuevo diseño de poder, de un poder de cambio que se suscito en una
esperanza que no quiere encontrarse con la realidad, el venezolano con su poder
de autoengaño aunque confronta la realidad económica, sigue “resolviéndola” sin
señalar la responsabilidad y actuar en consecuencia para construir la ética del
país del “deber ser”, eso que algunos llamas el país que queremos pero no el
que racionalizamos para construir.
BIBLIOGRAFIA.
[1] Conceptualización de la
matriz de sentido mayoritaria en Venezuela. En un mito real, como decimos los antropólogos. Un mito es un detector del sentido y por lo tanto de realidad. La matrisocialidad es una metáfora conceptual para indicar que la sociedad es una madre, si ven a Venezuela verán que la sociedad se comporta como una madre (...) La matrisocialidad es un concepto para caracterizar las relaciones de la familia, para caracterizar las relaciones de la sociedad como proyecciones exactas de la familia (...) La familia es el núcleo fundamental del colectivo, es la relación de dependencia mutua entre madre e hijo, dependencia materno-filial. Esa relación sirve como paradigma para caracterizar toda otra relación tanto familiar como social.
[2] El Uso del Varón en
Venezuela: Samuel Hurtado, 2013
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