Fotografía Tomada por: Miguel Palau en recorrido a campo.Farmacias Cadena, 2014-2015.
Lejana es la posibilidad de hacer compras en Venezuela
sin poder entender el sistema de la “vaca”. Lejana es la posibilidad de no
observar aquello que comprendían los anaqueles de productos sin poder entender
las vinculaciones entre la economía y las decisiones políticas, sin embargo no
es mi intención realizar un análisis sobre un tema tan escabroso sino registrar
una práctica cultural (económica) del venezolano con un poco de análisis antropológico.
La vaca, el animal y su simbolismo, nos permite entender el cómo estamos, y
hacia dónde vamos o entender como tres mujeres (responsables de la compra, ver
la fotografía) nos permiten entender un poco nuestra situación.
La vaca.-
A diferencia de los estudios sobre rituales elaborados
por Harris, en Venezuela la vaca posee otro significado en lo cultural para
nuestro país y tambien un poco de lo similar, pero una metáfora al fin y al cabo.
En Venezuela.-
La vaca, es una práctica económica, un tipo de compra productos
cuya práctica se realiza en Venezuela con ese nombre en particular. El nombre que la define de forma metafórica no
hace relación directa con las condiciones físicas del animal, para entender a
la vaca y sus condiciones hay que ir a la cola, a la compra, para entender la
vaca hay que entender el significado cultural de la escasez y de la abundancia.
En tiempo de escasez la vaca es delgada (anaqueles vacíos), en tiempos de
crisis aunque la vaca sea gorda quien la acompaña es quien no puede poseer o
comprar el objeto que quiere consumir, siempre en esta relación hay un
intermediario cultural que dictamina las pautas y al cual se le es “sumiso” o
se le debe obediencia.
Una metáfora similar a la señalada por Harris, la
tenemos actualmente en Venezuela, aunque para los de aquí el misterio es
angustia, es preocupación sobre el bienestar inmediato, sobre el porvenir:
“La imagen de un agricultor harapiento que se muere de hambre junto a
una gran vaca gorda transmite un tranquilizador sentido de misterio a los
observadores occidentales”
La vaca obesa o delgada, es también un país-gobierno.
Sin embargo, “la vaca” tiene que ver con una práctica económica-cultural, en la
que varias personas confluyen para adquirir uno(s) producto(s) cuando su precio
es elevado y el contenido del mismo producto es de varias unidades, es de
contenido liquido o puede fragmentarse en beneficio de varios.
La vaca, al igual que los anaqueles tienen una percepción
en los compradores asociada con la situación del país, los anaqueles simbolizan
la escasez o la abundancia y los venezolanos son de anaqueles llenos, al menos
es de esta forma como perciben la situación del país en su aparente normalidad-abundancia,
no solo económica sino de gestión política del gobierno y es por ello que la “fila”
o “cola” propia de las compras en la actualidad más allá de una necesidad
(consumo en el hogar) es también un negocio (venta de productos de precios
regulados), rentable en el que el valor de uso y de intercambio (trueque,
compra innecesaria pero intercambiable con vecinos, familiares y amigos por
otros productos necesarios) de cualquier producto producido en el país o
importado tiene un valor mayor para un mercado de personas que están dispuestos
a comprar al precio que fuese; la cola, la vaca, el país no es una situación normal
y no se percibe con conformidad sino con angustia a que “ya no podamos comer”
para llenarnos sino para entender que la situación no nos permitirá saber cuándo
podremos comer y hacer la próxima vaca.
Históricamente, esta práctica se realizaba también a
finales del siglo XX, y es una tarea buscar sus orígenes, sin embargo de forma empírica,
la “vaca” se realizaba dentro del hogar y fuera del durante la serie de crisis económicas
continuas en Venezuela que se han sucedido en cada ocasión en la que descienden
los precios petroleros. La vaca es la práctica común que hacemos con nuestros “invitados”
al hogar cuando la situación no es de abundancia, la fiesta continua como el espíritu
del país, pero en esta ocasión el jefe ricachón, el líder o el padrote ya no
invita al resto de la comunidad, sino que cada individuo a través de su trabajo
debe hacer su propio aporte, fruto de su propio trabajo (o de las regalías del
Estado)
La práctica de la vaca podría haberse convertido en
una práctica institucionalizada especialmente en los jóvenes y adultos venezolanos
en el caso de los ancianos la codependencia del Estado se hace más crítica.
La misma se enfoca mayormente en el consumo de
bebidas alcohólicas. En el momento en que atraviesa el país actualmente esta
forma de contribución (reciprocidad) de dinero para un fin común, o realmente
para el “compartir” se ve por un bajo poder adquisitivo y precios elevados ya
que no se realiza en productos Premium, sino en aquellos como las golosinas en
un contexto económico hiperinflacionario (aumento de precios frecuentes). Vale
la pena recalcar que la disminución del poder adquisitivo bajo la ideologización
política ha generado como consecuencia que los productos “ordinarios” de
consumo regular en cualquier país del mundo con economía de mercado no
regulada, se hayan convertido en Venezuela en un trofeo de lucha, y de caza.
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